Demanda contra las petroleras por los daños de María en Puerto Rico

Missy Sims se abrió camino con cuidado a través de un campo lleno de tumbas destrozadas en el interior de Puerto Rico, en un cementerio donde las paredes de agua del huracán María abrieron varios ataúdes y lanzaron otros a que se precipitaran a una quebrada cercana.

Seis años después, el cementerio en Lares, en el que 1700 tumbas resultaron dañadas, sigue en escombros.

“Esto parece sacado del apocalipsis, como del fin del mundo”, dijo Sims, una abogada que está representando a 16 municipios de Puerto Rico en una demanda que busca responsabilizar a la industria de los combustibles fósiles por el daño causado por una serie de tormentas, entre ellas María.

Sims se secó una lágrima mientras inspeccionaba las tumbas destruidas y absorbía el dolor de las familias en duelo. Pero también prometió hacer que los responsables rindieran cuentas.

Sims, de 54 años, es una de las figuras legales más sorprendentes que han surgido mientras el mundo afronta los efectos devastadores del calentamiento del planeta. Sims, una católica practicante oriunda de un pequeño pueblo del medio oeste estadounidense, que viste con Armani y Rolex y habla con Dios mientras medita sobre sus complejos casos legales, también es una prolífica usuaria de TikTok, y su perro tiene más seguidores que algunas celebridades.

Ahora también es la fuerza singular detrás de una táctica legal creativa para lograr que la industria del petróleo y el gas paguen por la devastación provocada por el cambio climático en Puerto Rico. La industria de los combustibles fósiles observa de cerca su estrategia, igual que algunos grupos medioambientales y otros abogados y localidades.

La demanda, presentada en noviembre, va contra las empresas más importantes de la industria de los combustibles fósiles: Exxon Mobil, Chevron, Royal Dutch Shell, BP y otras. Sims alega que desde 1965, esas compañías han producido el 40 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, mientras al mismo tiempo han confabulado para engañar a la población sobre las desastrosas consecuencias de sus acciones.

El caso forma parte de una nueva oleada de litigios cuyo objetivo son las principales compañías de petróleo, gas y carbón del mundo y su relación con el cambio climático. Pero difiere de los demás en dos formas significativas.

Fue el primero en alegar que con su campaña de décadas para restarle importancia a los efectos del calentamiento global, las compañías de combustibles fósiles violaron la Ley de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por Extorsión (RICO, por su sigla en inglés), la cual se diseñó para combatir el crimen organizado. Los llamados cargos RICO exponen a los demandados a una indemnización por daños financieros potencialmente enorme y abren un nuevo frente en sus crecientes problemas legales.

El caso también fue el primero en solicitar indemnizaciones por daños y perjuicios vinculados a un evento climático específico. En su denuncia de 247 páginas, Sims señala que los estudios científicos han demostrado que el calentamiento global producido por el hombre hizo que los huracanes de 2017 fueran más severos, lo que causó que María se intensificara rápidamente de una manera que acabó con la vida de miles de personas e infligió una destrucción en Puerto Rico valorada en más de 100.000 millones de dólares. Fue la peor tormenta en azotar la isla.

Exxon y ConocoPhillips se negaron a comentar. En un comunicado, Shell declaró: “No creemos que la sala de un tribunal sea el lugar adecuado para abordar el cambio climático, sino que las políticas inteligentes del gobierno y la acción de todos los sectores es la forma adecuada de alcanzar soluciones e impulsar el progreso”.

Si las compañías fueran halladas culpables, las potenciales indemnizaciones por daños y perjuicios podían llegar a los cientos de miles de millones de dólares, según expertos en asuntos legales.

“Es por eso que las compañías le temen tanto a estos casos”, dijo Richard Wiles, presidente del Centro para la Integridad Climática, una organización sin fines de lucro que está ayudando a buscar apoyo para el caso de Puerto Rico. “Si les toca pagar por los daños que causaron, los costos se saldrían de control muy rápido”.

Esta no es la primera ocasión en la que Sims ha demandado a Exxon.

Sims comenzó su carrera como asociada en una firma de un pueblo pequeño en el centro de Illinois dirigida por un abogado municipal experimentado, quien comenzaba cada día laboral liderando una oración en la oficina. Eso le iba bien a Sims.

“No buscaba obligar a nadie con la religión”, dijo Sims. “Literalmente era como: ‘¡Oigan! hoy vamos a hacer la obra de Dios”.

Sims se empapó de los estatutos locales y ayudó a comunidades a enjuiciar a quienes no limpiaban los desechos de sus mascotas, a residentes que no tuvieran sus remolques sobre cimientos y a propietarios que no cortaran su maleza.

Tras varios años, el alcalde de DePue, una pequeña comunidad en un lago en el norte de Illinois, habló con Sims sobre un problema mucho más grave. Una antigua zona industrial estaba contaminando la ciudad, y nadie se hacía cargo de su limpieza.

El sitio, una planta de fundición de zinc clausurada que alguna vez ayudó a hacer carretes de películas para Hollywood, había cerrado en 1989. Pero cantidades peligrosas de plomo, mercurio, cianuro y cadmio permanecían en el suelo. Cuando llovía, los charcos eran de color azul brillante debido a los metales pesados y los residentes locales se enfermaban.

El poblado de 1600 habitantes tenía una de las tasas más altas de esclerosis múltiple en Estados Unidos, y los residentes sospechaban que las tasas elevadas de cáncer estaban relacionadas con la planta. Sin embargo, después de más de una década de intentarlo, DePue no lograba que los propietarios actuales del sitio, que incluían a Exxon, pagaran la limpieza.

“La ciudad estaba harta”, recordó Sims. “La gente estaba harta de la inacción de los reguladores y de estas compañías multinacionales”.

Decidida a hallar una manera de ayudar, Sims se fue a una sesión de trote vespertino. Es en estos trotes largos y meditativos en los que asegura hablar con Dios.

“Me llevo bien con el Espíritu Santo y le dije: ‘Ayúdame. Ayúdame a ayudar a estas personas’”, afirmó. “Y me dijo: ‘Múltalos”.

Sims oró por eso. “Todos los días multo a personas por tener excremento de perro en sus patios, maleza alta, ventanas rotas”, recordó haber pensado. Esto no era muy distinto a eso, consideró.

Al día siguiente, le propuso la idea a su jefe, quien estuvo de acuerdo. Y en 2006, Sims ayudó al poblado a demandar a Exxon y a los otros propietarios del lugar por contaminar.

Las compañías apelaron, y la demanda fue desestimada en principio por razones técnicas. Pero Sims presentó una demanda enmendada, y el caso comenzó a abrirse camino en el sistema judicial. Pasaron años de maniobras procesales hasta que en 2013, el poblado llegó a un acuerdo con Exxon y los otros propietarios del sitio por casi 1 millón de dólares. Exxon no respondió a una solicitud de comentarios.

No era mucho dinero dada la magnitud del problema, pero aun así estableció un precedente importante. Con su novedosa estrategia legal, Sims había obligado a un titán petrolero a negociar.

“Otras firmas de abogados me preguntaban: ‘¿Cómo hiciste eso?’”, afirmó.

Incluso antes de llegar a ese acuerdo, Sims ya había comenzado su siguiente gran caso. Una refinería petrolera en otro pueblo pequeño, Roxana, Illinois, había contaminado las aguas subterráneas con benceno, un carcinógeno, y los dueños del sitio, Shell y ConocoPhillips, no se dignaban a limpiarlo.

Sims ayudó a Roxana a emitir en la corte de tráfico 230 multas contra las compañías por contaminación, lo que desencadenó otra ronda de litigios onerosos para algunas de las compañías de combustibles fósiles más grandes del país. Una vez más, llegaron a un acuerdo. En 2017, Shell y ConocoPhillips acordaron pagar casi 5 millones de dólares.

Para Sims, fue una validación de su corazonada de que las comunidades pequeñas podían enfrentarse a las compañías más grandes del mundo.

Poco después, Sims comenzó a trabajar en Milberg, uno de los despachos especializados en demandas colectivas más grandes del mundo.

El despacho estaba trabajando para presentar casos contra varias empresas por la crisis de los opioides y envió a Sims a Puerto Rico en 2017 para ayudar a construir un caso en nombre de los gobiernos locales que tenían problemas debido a las consecuencias de la adicción a las drogas. Meses después, se desató el huracán María.

Después de la tormenta, Sims regresó para continuar con su trabajo y quedó impactada. “No podía creer el nivel de devastación”, contó. “Todo estaba arrasado. Parecía como si hubiera explotado una bomba. Parecía Hiroshima”.

Mientras conducía por la isla para reunirse con funcionarios locales para conversar sobre la crisis de los opioides, se le ocurrió que los puertorriqueños ahora estaban sufriendo por culpa de otro grupo de corporaciones. Las compañías de combustibles fósiles habían calentado el planeta y engañado al público sobre el calentamiento global, ganando miles de millones en el proceso. No era muy distinto de lo que había sucedido en DePue y Roxana, pensó.

Luego, aseguró, Dios le dijo que demandara a Exxon de nuevo.

“El Espíritu Santo me dice qué hacer”, afirmó. “La bomba que había explotado aquí estaba relacionada con el cambio climático. Solo teníamos que probarlo”.

La mañana siguiente a la visita de Sims al cementerio de Lares, se levantó al amanecer para prepararse. Mientras en su iPhone sonaba una grabación de un audiolibro de la Biblia, se maquilló, se puso un traje de pana rosa y una bufanda de seda Gucci y procedió a salir por la puerta con un gran bolso Fendi.

“Es una señal de respeto y confianza”, dijo sobre el meticuloso cuidado que pone a su apariencia. “Me reúno con gente todo el tiempo, y quieres que sepan que los estás tomando en serio. Esa es la manera en la que me criaron”.

Una hora después llegó a Caguas, una pequeña localidad enclavada en un valle frondoso al sur de San Juan. Acompañada por un asociado de su despacho, Sims saludó a varios funcionarios municipales y expuso el plan de ataque.

Explicó cómo, a partir de la década de 1980, las empresas, incluida Exxon, comprendieron que las emisiones de combustibles fósiles calentaban rápidamente el planeta, pero iniciaron un esfuerzo coordinado para ocultar esa información al público. Explicó cómo llevaron a cabo un sofisticado esfuerzo de cabildeo para bloquear la regulación de emisiones. Cómo sembraron dudas en torno a la cada vez más contundente ciencia del cambio climático.

Y cómo Shell produjo un memorando inquietantemente profético en 1998 que predijo que una “serie de tormentas violentas” azotaría la costa este de Estados Unidos y que, tras las tormentas, habría una “demanda colectiva contra las compañías de combustibles fósiles y el gobierno de Estados Unidos por ignorar lo que los científicos (incluidos los suyos) han estado diciendo durante años: que se debe hacer algo”.

Cuando concluía la reunión, la abogada municipal de Caguas, Mónica Yvette Vega Conde, dijo que sin importar el resultado, era importante llevar adelante el caso.

“Principalmente, queremos hacer esa declaración”, dijo. “Es algo real, está aquí, y nos pasó a nosotros”.

Después de la visita a Caguas, Sims se entregó a un ritual que la mantiene centrada en medio de reuniones emotivas. Se detuvo a comprar helado. Mientras se comía un Frosty de Nutella de Wendy’s, Sims revisó TikTok y presumió un nuevo video viral de su perro, GeorgyGirl, que había logrado acumular 2, 2 millones de seguidores.

Al salir de Wendy’s, Sims se dirigió a la localidad costera de Loíza, otro de los 16 municipios incluidos en el caso. El huracán María inundó las calles de Loíza con agua del mar, arrancó los techos de los edificios y destrozó carreteras. Seis años después, el edificio de la alcaldía seguía en ruinas. Los tragaluces estaban rotos, lonas azules cubrían el techo y las paredes estaban inclinadas.

La alcaldesa, Julia María Nazario Fuentes, escuchó una actualización del caso, y procedió a llevar a los abogados a la costa, donde una acera se había derrumbado al mar en 2017 y seguía siendo nada más que un montón de escombros.

María se hizo más potente y decantó mucha más lluvia debido al cambio climático causado por el ser humano, según han revelado las investigaciones. Los huracanes, aseguran los científicos, se están volviendo más destructivos a medida que aumenta la temperatura de la atmósfera y el agua debido al calentamiento global. Y las aguas alrededor de Puerto Rico se han calentado de forma notable en los últimos años, lo que generó la rápida intensificación que hizo que las tormentas fueran tan poderosas.

“Esa agua más caliente alrededor de Puerto Rico fue el combustible del cohete”, dijo Sims. “Es la clave del caso”.

De pie en el paseo marítimo en ruinas de su ciudad, la alcaldesa dijo que cuanto más conocía de las compañías de combustibles fósiles mencionadas en la denuncia, más enojada se ponía.

Refiriéndose a las compañías, Fuentes dijo que las responsabiliza de todo. Añadió que cree que los seres humanos tienen que ser más responsables en proteger los dones de Dios.

Cuando Sims no está en Puerto Rico, está en su casa en Princeton, Illinois, donde vive sola, no muy lejos de donde creció, y no muy lejos de DePue. Desde un escritorio de madera antiguo con cuatro monitores de computadora, examina minuciosamente la evidencia y perfecciona su caso. Cuando necesita un descanso, se va al patio trasero y graba a su perro jugueteando en la piscina.

Para inicios del próximo año, debería quedar claro si el caso contra la industria de los combustibles fósiles supera suficientes obstáculos legales como para avanzar hacia un juicio.

Sims no espera que se llegue a un acuerdo, dada la naturaleza arrolladora de los cargos. “Si llegan a un acuerdo con nosotros, tendrán que llegar a un acuerdo con el mundo”, afirmó.

Los expertos legales están siguiendo el caso de cerca. Robert Brulle, profesor invitado en la Universidad de Brown que ha investigado las estrategias de las empresas de combustibles fósiles para engañar al público, dijo que creía que Sims le había dado demasiada importancia a algunos detalles en la demanda de Puerto Rico, pero que el argumento en general era sólido.

“Puedo asegurarles que estas empresas trabajaron juntas para detener la acción climática”, dijo. “Que sea legalmente aceptable, no lo sé”.

El senador Sheldon Whitehouse, demócrata por Rhode Island y exfiscal general de ese estado, también está prestándole atención al caso. Ha comparado las tácticas de la industria de combustibles fósiles con los esfuerzos de las empresas tabacaleras para minimizar los efectos de fumar en la salud.

Así como las empresas tabacaleras enfrentaron cargos RICO y al final fueron halladas culpables en un tribunal federal, el senador Whitehouse afirmó que las compañías petroleras eran vulnerables al tipo de caso de asociación delictiva que Sims ha presentado actualmente en nombre de Puerto Rico.

“El hilo conductor allí es que alguien está dispuesto a mentir por dinero”, dijo el senador Whitehouse.

El caso de Puerto Rico ya está generando impacto. Apenas días después de que Sims regresara de su viaje, la ciudad de Hoboken, Nueva Jersey, modificó su denuncia contra las grandes compañías petroleras para incluir los cargos estatales RICO.

Y, en junio, un grupo de abogados en Oregón demandó a varias compañías de combustibles fósiles por un domo letal de calor en 2021. Es la segunda vez, tras el caso de Puerto Rico, en la que abogados han presentado demandas contra las compañías petroleras y de gas por daños y perjuicios por un evento climático específico.

Desde su oficina en casa, Sims aplaudió los avances en Nueva Jersey y Oregón. Era más validación, dijo, de que estaba cumpliendo con la obra de Dios.

“Creo que el Espíritu Santo es mi otro abogado”, dijo. “Nunca me ha guiado por mal camino”.


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